Ya volvemos a tener los calores del verano. Cada vez más temprano. Cada vez más intensas. Ahora llegan incluso en primavera, fuera de los meses de verano. Empiezan a ser más evidentes las consecuencias del cambio climático en el que estamos inmersos.
Estas consecuencias impactan de forma importante en la salud de las personas más vulnerables. Pero también en sus hábitos y estilos de vida, condicionando entre otros su movilidad. Desafortunadamente, estos episodios no son una novedad y una vez más nos encontramos sin estar preparados. Nuestras plazas, parques, los recorridos que hacemos en los principales equipamientos… durante los meses de verano se convierten en auténticos hornos en los que no es posible hacer nada.
Hace apenas un año, Esquerra Republicana presentó una propuesta para dar respuesta a este problema, pidiendo un plan para cubrir con sombras los principales espacios de disfrute en la ciudad. A estas alturas todavía seguimos igual, con algunos cambios anunciados a bombo y platillo y con el equipo de gobierno sin asumir los compromisos adquiridos.
La solución definitiva sería la elaboración de un "plan de adaptación al cambio climático" con el máximo consenso y la participación de entidades ecologistas, donde planificar los cambios necesarios a los que debemos hacer frente. Transformar para convertir amplias zonas de la ciudad en refugios climáticos, con arboladas que hagan sombra, con fuentes, agua y pavimentos drenantes que no acumulen el calor.
Estos cambios no se hacen de un día para otro, pero podríamos empezar por utilizar sistemas de bajo coste como toldos, pérgolas y aspersores. El cambio que necesitamos ya lo conocemos, ahora es necesario llevarlo a cabo.
El cambio que necesitamos
Salvador Clavera